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RICARDO DE ORUETA Y DUARTE Y EL PATRIMONIO ARTÍSTICO ESPAÑOL

Ernesto Fernández Sanmartín

Academia Malagueña de Ciencias

Actualmente España ocupa el segundo puesto en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Recordemos que, siendo director general de Bellas Artes Ricardo de Orueta, el Parlamento de la II República aprobó en 1933 una de las leyes más avanzadas de Europa sobre protección de Tesoro Artístico Nacional. Ricardo de Orueta Duarte nació en Málaga (1868) y era hijo de Domingo de Orueta Aguirre (Málaga, 1833-1895), cuyo padre llamado también Domingo de Orueta Aguirre procedía de Oñate (Guipúzcoa). Se estableció en Málaga como comerciante a principios del siglo XIX y estaba casado con Pilar Aguirre, también oñatiarra. Para no confundirse con los nombres, el Domingo de Orueta y Aguirre nacido ya en Málaga se convirtió en un geólogo autodidacta, fundador de la Sociedad Malagueña de Ciencias, y casado con Francisca Duarte Cardenal. Tuvieron seis hijos. Uno de ellos es Ricardo de Orueta Duarte del que hablaremos en esta reseña.

Ricardo de Orueta estudió el bachiller en Málaga y asistió a los cursos de la Escuela de Bellas Artes (inaugurada en 1875) donde fue aprendiz de escultor del pintor Martínez de la Vega. Con 18 años (1886) sus padres lo envían a París a estudiar escultura en la Escuela de Artes Industriales y Decorativas. Vuelto a España estudia Derecho y da clases en la Institución Libre de Enseñanza, gracias al apoyo de Giner de los Ríos, amigo de la familia. Comenzó a trabajar en el Centro de Estudios Históricos que había sido fundado por la Junta de Ampliación de Estudios. Se instaló en la Residencia de Estudiantes donde formó la “Peña de Málaga” con Moreno Villa, García Morente y los hermanos Gustavo y Alberto Jiménez Fraud, este último director de la Residencia en la que vivieron o frecuentaron grandes personalidades de la cultura española: Juan Ramón Jiménez, Unamuno, Ortega y Gasset, Pío del Río Hortega, García Lorca, Dalí, Buñuel, Gabriel Celaya, y otros.

En 1914 la Junta de Ampliación de Estudios publica su monografía sobre Pedro de Mena. En 1917 la de Berruguete, y en 1920 la de Gregorio Fernández. En 1924, Orueta ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid siendo ya miembro de la Sociedad Malagueña de Ciencias desde 1916. En 1925 Málaga lo nombra Hijo Predilecto. El 23/4/1931, Niceto Alcalá Zamora, presidente del Gobierno Provisional de la República, a propuesta del ministro Marcelino Domingo, titular del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, nombra a Ricardo de Orueta director general de Bellas Artes con competencias en Bellas Artes, Archivos, Bibliotecas y Museos.

Orueta, mediante Decreto de 3 de junio de 1931, declara más de 800 monumentos y conjuntos arquitectónicos y arqueológicos, incluidos los palacios y jardines que hubieran formado parte del Patrimonio de la Corona, Monumentos Histórico-Artísticos pertenecientes al Tesoro Artístico Nacional. La declaración incluía catedrales, basílicas, colegiatas, iglesias, monasterios, abadías, conventos, ermitas, capillas, mezquitas, torres, castillos, alcázares, alcazabas, casas singulares, cárceles, palacios, jardines, lonjas, ayuntamientos, hospitales, colegios, institutos, universidades, murallas, puertas, arcos, puentes, acueductos, termas, baños, aljibes, calzadas, ruinas, despoblados, cuevas, cementerios, panteones, sepulcros, necrópolis, etc. Hasta ese momento los inmuebles declarados sólo llegaban a 325. Tuvo que luchar con la Iglesia y los aristócratas que estaban expoliando y sacando de España, esculturas, artesonados, sepulcros, rejas (como la de la Catedral de Valladolid), retablos (como el de Ciudad Rodrigo), cuadros o incluso edificios enteros como el claustro, refectorio y sala capitular de Sacramenia (Segovia). Baste citar al marchante Arthur Byne que trabajaba al servicio de William Randolph Hearst (recuérdenlo en el personaje de Orson Welles en la película “Ciudadano Kane”) uno de los mayores expoliadores de nuestro patrimonio.

Probablemente Orueta inspiró el Artículo 45 de la Constitución de la II República promulgada el 9/12/1931: “Toda la riqueza artística e histórica del país, sea quien fuere su dueño, constituye el tesoro cultural de las Nación, y estará bajo la salvaguardia del Estado, que podrá prohibir su exportación y enajenación y decretar las expropiaciones legales que estimare oportunas para su defensa. El Estado organizará un registro de la riqueza artística e histórica, asegurará su celosa custodia y atenderá a su perfecta conservación. El Estado protegerá también los lugares notables por su belleza natural o por su reconocido valor artístico o histórico.”

El nombramiento como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del rondeño Fernando de los Ríos favoreció a Orueta. En una Circular de 1932 la Dirección General de Bellas Artes se dirigió a todos los Gobernadores Civiles y los alcaldes para prohibir la colocación de soportes para cables eléctricos y telefónicos en los monumentos, se eximió de pagar impuestos a los bienes inmuebles del Tesoro Artístico, se declararon inalienables los bienes de las congregaciones religiosas disponiendo la accesibilidad a ellos del público. La ley de 22 de marzo de 1932 transformó la naturaleza jurídica de los bienes del Patrimonio de la Corona para darles destinos científicos, museísticos, docentes o turísticos: así el Palacio Real, el del Pardo, la Granja, Riofrío, Aranjuez, El Escorial. También se dan normas para reestructurar y modernizar el cuerpo de archiveros, bibliotecarios, arqueólogos y museólogos. Sale a la luz el catálogo de Monumentos españoles dirigido por Sánchez Cantón a iniciativa de Orueta a través de la creación un año antes del Fichero de Arte Antiguo.

Por fin, el 25 de mayo de 1933 se publica la Lay de Protección del Tesoro Artístico Nacional que persistió hasta 1985 y que inspiró varias normas europeas. Fue la más importante obra de Orueta, pero no podemos dejar de citar que durante su mandato se creó el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, o el Romero de Torres en Córdoba, el de Sorolla en Madrid y el de Rusiñol en Sitges. La enorme actividad de Orueta se vio bastante frenada al cesar en 1934 como director general en el llamado “bienio negro” (Gil Robles, Lerroux). Retorna en 1936 y continúa su labor hasta 1939 en actividades sobre todo de conservación y preservación durante la guerra civil. En el Casón del Buen Retiro, donde estaba el Museo de Reproducciones, cayó por la escalera y de resultas de la caída murió, pocos días antes de la entrada en Madrid de las tropas sublevadas.

La Academia Malagueña de Ciencias ha propuesto que la Biblioteca Provincial (en San Agustín) lleve su nombre. También el Ayuntamiento (véase “La Opinión” de 13 de noviembre de 2020.

*Ernesto Fernández Sanmartín es catedrático de Ciencias Naturales y académico de número, vocal adjunto a la sección de ciencias Matemáticas, Físicas y Naturales.

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